martes, 8 de junio de 2010

No creo que el problema sea no reconocerse en un espejo, sino tener que usar un espejo para intentar reconocerse.

El autoengaño es bueno, o eso quiero pensar.

martes, 25 de mayo de 2010

En principio, "en fin" es un buen conector concluyente.

jueves, 6 de mayo de 2010

Vez tal ordenar ésto todo debería poco un.

jueves, 29 de abril de 2010

Lo único imprescindible en mi existencia pretendo que sea la sensación de que nada lo es, ni siquiera dicha existencia.

lunes, 26 de abril de 2010

Exilio

Cuando me iba, no pude evitar echar la vista atrás. Era la tierra de siempre gritando como nunca, y sobre su húmedo e impiadoso suelo, mil corazones señalándome.
La decisión más cobarde es la de evitar decisiones. El miedo es un lastre. El odio es un lastre.
El amor me está creando. Estoy en sus brazos, meciéndome entre nubes por un mundo sin fronteras.
Todos somos hijos del amor y nacemos para morir en ese amor, sin embargo, el amor que me mueve y habla por mí es el que colorea mi camino que es mi meta.
La incerteza del final no desvía mi atención en el camino. Camino que creo en cada huella.

Un espíritu libre no se siente prisionero en ninguna jaula.

domingo, 14 de marzo de 2010

Por el suelo

Siendo sincero, no recuerdo qué ropa llevabas la primera vez que te vi.
Tampoco sé todo lo que te dije aquella noche. No soy capaz de acordarme de qué color son tus cortinas y desconozco cuál fue la primera canción que escuchamos juntos.
En mi opinión todo ello son estímulos necesarios para la mayoría de gente.
Estímulos útiles para recordarse a ellos mismos que todavía aman; que todavía quieren amar y tienen razones para justificar su amor.

Lo cierto es que nunca me fijé en tu suelo. Olvidé su color, su forma y su tacto.
No sé cuál de sus baldosas fue la primera que pisé, ni cuál sostuvo con más firmeza mis setenta quilos. Pero hay algo que perdurará en mí...
Recuerdo cada paso que dimos en aquel suelo y la razón que nos empujó a hacerlo. Todo lo que ocurría mientras nuestros pies estaban abrazando la tierra y girando junto a ella, desafiándose con la mirada, temerosos de cualquier ataque repentino que pudiera realizar el otro.

Pero ahora sé sincera; ¿Qué importancia podemos darle vos y yo a eso?
No tiene sentido que te hable de éstas cosas. Debe ser absurda nostalgia.
Los dos lo sabemos, volar es nuestro don. Acá en el cielo está nuestro hogar, nuestro suelo.
Una alfombra de estrellas.

Tres de Marzo

7.17 AM.

El mundo se ha levantado revuelto. Los garajes se abren de nuevo. Los pájaros decidieron quedarse en el nido ésta mañana. Truena pero no llueve. La tormenta se acerca.

7.23 AM.

Me gusta lo que veo por la ventana. Parece que hoy el mundo decidió no ser el de siempre, no dejar que especulemos con él. Siento que hoy no puedo convencerme de que todo acabará bien. El azar ha vuelto a mi vida, o al menos a mi conciencia.

7.30 AM.

El aire gélido e indomable levanta todo elemento frágil y leve que encuentra a su paso. Desde la ventana observo las bolsas de plástico danzar mejor que nunca al son del inconfundible preámbulo de la tempestad.

7.34 AM.

Empieza a llover. El mundo se ahoga. El amor está mal repartido. Las piedras están demasiado solas, hay que empezar a hablar con ellas y preguntarles cómo se ve el fin del mundo desde ahí abajo, cómo dejan que las pisen continuamente sin perder su color y benevolencia.

7.40 AM.

Sigo cavilando sobre lo mismo. Es asombroso. No son como nosotros. Ellas se mojan y cambian de color, desprenden todo su potencial al mundo. Conceden un techo a una parcela de suelo, protegen nuestra tierra. Es angustiante pensar en su amor. ¿Cómo se aman dos piedras?
Tal vez son capaces de concebir un amor superior al nuestro. Es posible que no necesiten abrazarse para sentirse unidas. Sólo tal vez, alcancen la simbiosis total entre ellas y su entorno aún careciendo de corazón y cerebro, quién sabe… No las subestimemos. Reconozco que es difícil no menospreciar algo que se pisotea día tras día. Algo que por más que arrojes con fuerza al cielo no vuela nunca, pero ellas están a gusto ahí: en los caminos, los desiertos;
respirando bajo el mar y ahogándose en las ciudades.

7.52 AM.

La lluvia ha cesado. Los desperfectos son cuantiosos. Creo haber presenciado el momento más importante en la historia de la humanidad. Hoy Dios no ha decidido. El mundo ha terminado.
Ha comenzado un nuevo día.

jueves, 18 de febrero de 2010

Regalame la eternidad, incluyendo tu pasado.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Momentos.

A las personas las hacen sus silencios, no sus palabras.
Las hacen sus gestos, no sus promesas.
Son sus detalles, no su rutina.
No son su dinero, son su riqueza.

Las personas no son tales por poseer una casa.
Las personas son su hogar.

El hogar es el amor al amor; El odio al odio.

Somos momentos, buenos y malos; sólo momentos.

Aquel que no lo sepa, desconoce su condición de persona.



David Rebollo.

lunes, 25 de enero de 2010

El sol de los lunáticos

Me gustaría empezar el año en el blog con los que yo considero algunos de mis mejores versos. Se trata de una pieza escrita casi por completo con pareados y sobre un acompañamiento musical de 4x4. Además adjunto el vídeo en el que se puede escuchar recitada sobre música del compositor francés Léo Delibes y su obra Lakmé, que data de 1883.


Escribo desde el silencio del solitario
entre las voces del barrio, de este aire innecesario.
En el mar de hipocresía de tu campo semántico
nadan peces en alcohol, sale el sol de los lunáticos.

En el ático más bajo, en el metro que va al cielo,
en el whisky, en el ron, en la copa o en los hielos,
desde el suelo hasta el duelo de éste "muero pero quiero"
hacerles saber que puedo, en palabras sigo entero.

Cortado el cordón de la cortina del perdón, señor...
hice del miedo mi habitación.
En la cama donde apuesto que me acuesto con lo puesto,
me juré dejar pretextos cómodos en el sillón.

Si vivo como un diestro, pensando como un zurdo,
cómo enseñarles lo que sé, si todo lo que sé es absurdo.
Besemos caricias y abracemos besos.
En el amor el peor accidente es salir ileso.

Selvas pavimentadas, ciudades desiertas,
corazones de niños siguiendo una luz incierta,
zapatos manchados, pasos que son segundos,
se olvidaron los primeros del horror del tercer mundo.

Y "¿qué puedo hacer yo?" pregunto, "¿qué puedo hacer yo?" preguntan.
En la patria del cariño todos los hambres se juntan.
Se fundan pueblos mientras se hunden países,
yo desnudo y de rojo nado en la escala de grises.

No tuve profesor que me enseñase qué es la vida;
en mi opinión, es una colección de heridas
donde el pájaro hace el nido y es el zorro quien anida,
almas con fulgor en su interior son compartidas.

En la espuma del café del silencio que se fue
está la fe que me sostiene viene el pasado a mi ser.
Olvidamos el ayer, recordamos el futuro,
el color de adonde vamos si venimos de lo oscuro.



David Rebollo






Vídeo: