martes, 22 de septiembre de 2009

Renazco cada día

Cada día, despego mis párpados por primera vez y lloro, con o sin lágrimas.
La luz me deslumbra, y me levanto de la cama abandonando mi posición fetal.
Cada mañana gateo hasta que aprendo a caminar, me dirijo a la ducha y a la nevera, a lavar mis manos, mi cara y mi espíritu, a masticar los alimentos y los problemas.

Cada día tengo que aprender a sonreír. Renazco inocente, así que durante el día debo aprender a tratar a la gente como alguien que perdió su inocencia, tengo que esforzarme en perder mi imaginación y mi ilusión por cada nuevo descubrimiento, intento disimular mis sueños imposibles, mis pataletas infantiles y mi amor unidireccional.

Tal vez por ello sufro tanto. No pretendo que me entiendan, pero me sentiría mejor si supiese quién renace de la misma forma que yo, o por lo menos, supiese de dónde renazco... Me resulta demasiado paradójico el hecho de nacer sólo y ser consciente de ello.

Posiblemente preferiría no saber que mañana renaceré de nuevo, porque renacer cada día, implica morir cada noche, y así estoy, escribiéndote éste epitafio mientras muero una noche más, esperando que algún día quieras renacer a mi lado.

Mañana será otro día.

Mañana será otra vida.

David Rebollo Genestar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario