miércoles, 23 de septiembre de 2009

Silencio a Gritos

Puestos a ser sinceros, debo confesarte a estas alturas que cuando te daba un consejo, en realidad, me estaba aconsejando a mí mismo. De la misma forma, cuando te buscaba, estaba buscándome a mí, y siempre que te encontraba sentía la felicidad de reencontrarme de nuevo.

Muchas de las cosas que te dije, me las quería decir a mí mismo desde hace tiempo, supongo que ya sabrás cuáles... Y todas las veces que te grité en silencio, le grité a mi alma, hasta que la ensordecí.
Sólo me estaba concediendo otra oportunidad a través de ése espejo que fueron tus retinas. Necesitaba esa oportunidad, así que las veces que agradecí que me la brindaras, se lo agradecí a tu bondad, jamás a la mía, y siempre que tuve un gesto con vos, estuvo lleno de sinceridad y profundo agradecimiento.

Fue ése silencio a gritos el que me hizo ver que no hay nada de negativo en buscar en el otro lado del espejo lo que no encuentras en éste, asimismo, cualquier día se funden los dos mundos, pierdo el reflejo y vuelvo a ser yo mismo.

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